Invitado por unos amigos, salí a descubrir los encantos de Lloa.
Cabe aclarar que la propuesta me despertó intrigas y me pareció algo exagerada. Conocí el pueblito asentado en las faldas del volcán (Guagua Pichincha) hace unos 20 años y realmente no me pareció muy turístico; eso sí, era muy productivo, sobre todo en lácteos y sus derivados, también sembraban papas y otras hortalizas.
Como dije, más motivado por la intriga que nada, me uní al grupo de excursionistas y fui a descubrir los encantos de #LloaMágico.
Inicia el descubrimiento
En el parque nos recibió uno de los gestores turísticos de la ruralidad, quien es parte del equipo capacitado por Quito Turismo y la Universidad Simón Bolívar. De entrada, eso me sorprendió, había gente de la comunidad muy bien capacitada.
La bienvenida fue amena, nos reímos, contestaron todas las preguntas y, luego de unas fotos, nos fuimos a desayunar.
¡Que buen desayuno! Las empanadas estuvieron muy ricas y el chocolate, espectacular.
Retornamos al bus y fuimos hacia el sector de Chilcapamba y Palmira, mientras nos daban algunos tips para hacer una caminata segura. Llegamos a un mirador muy lindo y nos compartieron una pristiños con mil e higos, delicioso.
Luego nos dirigimos a un complejo para hacer senderismo. ¡Qué loco! Fue una experiencia sobrecogedora. Caminamos por senderos milenarios, abrazamos árboles centenarios y deambulamos por un bosque de duendes lleno de historias mágicas.
De ahí fuimos 'apresados' por la Mano del Guagua Pichincha, un acogedor mirador, perfecto para sacarse unas selfies.
De regreso, pasamos comiendo por uno de los restaurantes! de acuerdo a nuestro guía, Josué, hay más de 30 alternativas, todas buenas y que se ajustan a los gustos y presupuestos de cada visitante.
Debemos mencionar que Lloa es conocida por sus asados de borrego y truchas; sin embargo, la variedad gastronómica creció tanto que se tienen desde huecas hasta especialidades de chef, pasando por helados de autor y algunas bebidas calientes y dulces que lograron hacer 'agua la boca'.
Luego de la comida, salimos a conocer más del pueblo, compramos variedad de quesos, todos muy buenos. De mi parte recomiendo los de orégano y ají. Y cómo si fuera poco, terminamos la jornada visitando uno de los lugares más tradicionales de Lloa, dónde nos deleitaron con una deliciosa y calientita colada morada...
!Wow, fue un hermoso paseo!
Y pues si, al final regresé sorprendido del crecimiento del pueblito, la calidez y preparación de su gente; además que, como decía el texto adjunto a la invitación: compartimos buenos momentos, mimamos el paladar y construimos nuevas historias.
PD: Lloa y sus encantos, un destino que se debe descubrir y disfrutar.
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