Está comprobado que incluir pausas activas en las jornadas laborales mejora la salud de los colaboradores, disminuye sus niveles de estrés y, sobre todo, los hace más productivos.
También, ayudan a menguar los riesgos relacionados a la salud cardiovascular, mejoran la circulación, previenen lesiones y potencian la concentración en las tareas del día a día.
Y por si fuera poco, las pausas activas mejoran el ambiente laboral, fortalecen el trabajo en equipo y reducen las tensiones entre colaboradores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tener pausas activas cada dos horas y por un lapso no menor a cinco minutos. También, se sugiere implementar hábitos saludables como ejercitarse con regularidad, unas tres veces por semana, por 30 minutos en cada una de las sesiones; también, ingerir alimentos saludables y tener una dieta equilibrada.
En Ecuador, se implementó un Programa de Pausas Activas que motiva -principalmente en el sector público- a ejercitarse por entre 7 y diez minutos cada tres o cuatro horas de la jornada laboral. Según datos del IESS, esto ha permitido mejorar la calidad de vida y el ambiente en las dependencias. También, es una actividad de salud preventiva que ayuda a disminuir los riesgos.
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